EL
PORTERO DEL PROSTIBULO
El
portero del prostíbulo aunque nos es una historia verdadera, ya que es cuento de JORGE BUCAY, que
quizás ya hayan leído o escuchado y que relacionan con VALENTIN TRAMONTINA, si nos deja una reflexión.
Nos ayudará a afrontar los cambios no como
adversidades sino como oportunidades. De allí que, ante las dificultades, lo
más importante es no perder de vista nuestros propósitos, tener la confianza en
nosotros mismos, y una grande fe en Dios.
Tengamos en cuenta el proceder del agua: " El agua nunca discute con sus obstáculos, sino que los afronta, no los enfrenta”, pasando siempre por encima de ellos dejándolos atrás y obteniendo más fuerza y poder.
Para
los que no la conocen les dejo un resumen de esta historia
No
había en el pueblo peor trabajo que ser portero del prostíbulo,
pero qué otra cosa podría hacer aquel hombre, que nunca había aprendido como leer ni escribir, no tenía ninguna otra actividad u ocupación. Con cambios hechos en el prostíbulo se le pedía realizar otras labores donde necesitaba escribir y al no saberlo fue despedido.
pero qué otra cosa podría hacer aquel hombre, que nunca había aprendido como leer ni escribir, no tenía ninguna otra actividad u ocupación. Con cambios hechos en el prostíbulo se le pedía realizar otras labores donde necesitaba escribir y al no saberlo fue despedido.
Recordó
que en el prostíbulo, cuando se rompía alguna silla o una mesa, él las
arreglaba, con esmero y cariño, pensó que esto podría ser una buena ocupación
para conseguir un trabajo. Pero sólo contaba con algunos clavos oxidados y una
pinza mal cuidada, uso el dinero de la indemnización para comprar una caja
completa de herramientas.
En el pueblo no había casa de herramientas, debería viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano para comprar. Y así lo hizo.
En el pueblo no había casa de herramientas, debería viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano para comprar. Y así lo hizo.
A
su regreso, un vecino llamó a su puerta, pidiendo un martillo prestado, el se
lo presto por un día, el vecino al no desocuparlo se lo compro, proponiéndole
pagarle por el martillo y el gasto del viaje para volverlo a comprar, entonces
tomo su mula y viajo. A su regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su
hogar, que le propuso que le comprara otras herramientas y le pagaría el gasto
del viaje, ya que él no tenía tiempo para viajar a comprarlas, esto le dio la
idea de que muchas personas necesitarían lo mismo al no tener tiempo para
viajar.
En
el próximo viaje, arriesgó un poco más de dinero, trayendo más herramientas de
las que había vendido, podría economizar un poco de tiempo en los viajes. La
noticia comenzó a esparcirse por el pueblo y muchos, queriendo economizar el
viaje, hacían encomiendas. Ahora, como vendedor de herramientas, una vez por semana
viajaba y traía lo que necesitaban sus clientes
Con
el tiempo, alquiló un galpón para almacenar las herramientas y unos meses más
tarde, se compró una vitrina y un escaparate y transformó el galpón en la
primera ferretería en el pueblo. Todos estaban contentos y compraban allí. Ya
no viajaba, los fabricantes le enviaban los pedidos. Él era un buen revendedor.
Con el tiempo, la gente de los pueblos cercanos preferían comprar en la
ferretería, que tener que gastar días en viajes. Un día se acordó de un amigo
suyo que era tornero y herrero y pensó que él podría fabricar las cabezas de
los martillos y entonces, por qué no, los destornilladores, los pinzas, los
cortadores, etc. Y después estaban los clavos y los tornillos.
En pocos años, se convirtió, con su trabajo, en un fabricante de herramientas rico y próspero.
Un día decidió donar una escuela al pueblo. En ella, además de la lectura y la escritura, los niños aprendían algún oficio. En el día de la inauguración de la escuela, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad, lo abrazó y le dijo:
Al
alcalde pedirle que firmara el libro de actas para entregar la escuela, él manifestó
que le daría mucho gusto, firmar ese libro, pero que no sabía leer ni escribir,
que era analfabeta, Incrédulo el alcalde. Le dijo que había construido un
imperio industrial sin saber leer ni escribir, que era increíble, Y le preguntó: Que hubiera sido si
supiera leer y escribir
Y
él le dijo con calma: - Si hubiera sabido leer y escribir... seguiría siendo el...
EL PORTERO DEL
PROSTÍBULO.
Así que
nos decaigamos ante las adversidades o los fracasos porque se pueden convertir
en nuestras mayores oportunidades.
Vicauce
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